SUEÑA DESPIERTO, VIVE TUS SUEÑOS
Desde pequeño, muchas noches, me he “perdido”
mirando al techo de la habitación con los ojos abiertos en la oscuridad,
soñando despierto con el futuro, con esas metas que me iba planteando según iba
creciendo, ya fueran de estudios, deportivas, profesionales, familiares, de
amistades, incluso de amores. Horas, minutos y segundos en que visualizaba cómo
podría alcanzarlas, en que andaba una y otra vez un mismo camino, a veces
incluso diferente, que me llevaba a sentir que lograba esa meta.
Muchas horas soñando despierto, para ir
viviendo esos sueños, para hacerlos realidad, para que pasaran de ser sueños a
ser proyectos, proyectos de vida, objetivos alcanzables y metas por las que merecía
la pena apostar en la vida.
De un sueño salía un proyecto, y de ese
proyecto un camino a recorrer y a disfrutar, pues es la vivencia del sueño y el
tiempo que le dedicas, el día a día hasta alcanzarlo, lo que a posteriori se
valora y te da la felicidad, te hace ser y estar feliz.
Mi nombre es Antonio, tengo 46 años, soy
turolense, maestro y triatleta, o lo que es lo mismo, mis raíces, mi vocación y
mis valores, y esta es mi humilde historia.
El deporte y la actividad física siempre han
estado presentes en mi vida desde pequeño, empezando como diversión, pasando
por el mundo aficionado del ciclismo con el sueño de ser profesional en los
años 90, continuando con mi formación profesional en el ámbito de la docencia
en Educación Física logrando ser Licenciado en Ciencias de la Actividad Física
y el Deporte, y estando hoy en día inmerso en la búsqueda de mi mejor versión
como triatleta en la larga distancia. Deporte del triatlón al que llegué en
2011 debutando en el Campeonato del Mundo de Triatlón Cross, para
posteriormente iniciar mi andadura en la distancia Ironman en 2014 en el IM
Lanzarote, uno de los más exigentes y duros del mundo.
Pero ¿en qué consiste esto del Ironman? No es
más que un triatlón de larga distancia que consiste en hacer de forma continua 3,8
kilómetros nadando, 180 kilómetros en bici y seguidamente, correr una maratón
de 42,195 kilómetros, todo ello con un tiempo límite de 17 horas. Una prueba de
resistencia física, pero sobre todo mental, una prueba que surgió en Hawaii a
finales de los 70, y en la cual, aunque compitas con otros triatletas, te
enfrentas a uno mismo, a tu mente, a tus miedos, a tus logros, a tu experiencia,
porque sacar la mejor versión en el día de la prueba es la esencia de este
deporte, la búsqueda de la mejora como triatleta y como persona. Los valores
que transmite este deporte son valores de vida, valores que sustentan los
sueños, esos sueños que se hacen proyectos.
Esfuerzo,
constancia y sacrificio, tres palabras que, junto al compromiso,
son los cuatro pilares básicos para sustentar proyectos que en su día fueron
sueños.
Esfuerzo
que conlleva cumplir con cada granito de arena que hay que acumular día tras
día, hasta llenar ese recipiente que verá su fruto con el tiempo. Poco a poco,
sin prisa, con vistas al futuro, con los pies en el suelo, y siendo consciente
de que la mejora diaria, el buscar la mejor versión de uno mismo, y por ende de
un equipo, culminará con el logro de esa meta soñada. Al final cosechamos lo
que sembramos.
Y compromiso, primero con uno mismo,
con esas noches en vela soñando despierto, con esa voz interior que cada mañana
te dice que te esfuerces, que seas constante y que te sacrifiques, que te dice
que la vida hay que disfrutarla dándole sentido, marcando un plan que merezca
la pena seguir y que deje huella de tu paso por este mundo, una huella que
ayude a hacerlo mejor. Y segundo, compromiso con todas esas personas que
confían en ti, que creen en ti, que te apoyan, que valoran tu día a día
intentando alcanzar esos sueños. Y a los que contagias esas ganas de soñar
despierto y vivir los sueños. Cada uno de nosotros en este mundo debería
aprovechar sus fortalezas y oportunidades y perseguir esos sueños, hacer
partícipes a los que te rodean y contagiar ese entusiasmo que conlleva.
IM Lanzarote 2014 (debut en la distancia
Ironman)
Desde que me inicié en las pruebas Ironman, la
trayectoria ha sido progresiva, en esos inicios de 2014 donde tardaba más de 14
horas en completar la prueba, la mejora ha sido constante, los valores que este
deporte conlleva han hecho que poco a poco mejorara en la distancia hasta
lograr rebajar hasta en 5 horas las primeras marcas. Desde ese 2014, han sido
11 triatlones Ironman en los que he participado, logrando en 2018 ser Campeón
de Europa de Larga Distancia en la categoría de edad 40-44 años. Siempre
disfrutando del camino y siempre soñando despierto y viviendo esos sueños.
IM Vitoria 2019 (MMP con 9:41:36)
Y en eso me encuentro hoy en día, mis sueños
con el deporte y con la vida han alcanzado niveles inesperados, lo que con
ellos he podido transmitir en los últimos años en mi entorno familiar, de
amistades, y profesional a nivel educativo, es realmente gratificante. La
posibilidad de relacionar esfuerzo, constancia, sacrificio y compromiso entre
el deporte y la vida, en el día a día, ha hecho que se convierta en una
filosofía que se puede extrapolar a cualquier ámbito, ya sea laboral, familiar o
personal. Esos valores deben ser los pilares que hoy en día debe tener una
sociedad que quiera progresar, deben ser las “asignaturas” troncales a
transmitir en los centros educativos, y deben ser las herramientas que use
cualquier persona para lograr cualquier meta que se proponga.
Hace 3 años soñé despierto con clasificarme
para el Campeonato del Mundo de Ironman, la progresión que llevaba en el
deporte del triatlón me decía que era posible, que ese sueño se podía convertir
en proyecto, lograrlo sería estar en la “meca” del triatlón, poder tomar la
salida y poder cruzar esa meta soñada en la isla de Hawaii es el sueño dorado
de los que amamos el triatlón, es poder nadar, pedalear y correr en el lugar
que vio nacer hace más de 40 años este deporte, con unos valores, que a parte
del esfuerzo, constancia, sacrificio y compromiso, se unen el compañerismo y el
respeto mutuo hacia los demás y hacia el lugar en el que te encuentras. Esa
esencia sigue hoy en día en esa isla y en los que perseguimos ese sueño.
Hace poco más de un mes, un 3 de julio, coincidiendo
con el día de mi cumpleaños, ese sueño se hizo realidad, en el Ironman de
Lanzarote la vida me regalaba una clasificación que había soñado, que iba
persiguiendo. Un sueño que, ahora, se va a hacer realidad, y esos valores
presentes cada día, por fin, cosecharán lo que han ido sembrando. Y en esa
tierra sembrada, en ese camino, son varias las personas que me han ido
acompañando, familiares y amigos, entrenador y personas relacionadas con el
triatlón, que desde el inicio han creído en esos valores, han visto cómo día a
día los iba sembrando, y han decidido apostar por ellos. Sin ese apoyo, el
camino es diferente, porque tengo claro que solo se llega más rápido, pero
acompañado se llega más lejos.
Porque con el logro de estos retos deportivos,
y su relación con la propia vida, la manera en la que se afrontan, ese
esfuerzo, constancia, sacrificio y compromiso que se intenta imprimir cada día,
deben ser parte de esa huella que, aunque pequeña y humilde, se transmita a las
personas cercanas, familia, amigos y alumnos, y que logre hacer de este mundo un
lugar mejor.
En ello estoy, y en ello sigo soñando
despierto, cada noche, volviendo a mirar al techo de la habitación con los ojos
abiertos en la oscuridad, pasando horas, minutos y segundos visualizando ese
camino y sabiendo que seguiré viviendo esos sueños, algunos nuevos y por llegar,
y los seguiré alcanzando.
Antonio
José Pérez Narciso
Turolense,
maestro y triatleta.
Raíz,
vocación y valores.







